UNA HISTORIA DE COCINA
- Víctor BenUri
- 2 ago 2019
- 3 Min. de lectura
Por Víctor BenUri
El arte de la cocina es un asunto milenario, sobre todo, de gustos. Todo este tiempo en el paro, he aprendido a valorar el pasar más tiempo con aquellas personas por las que se tiene aprecio. Mi primo Sergio, por ejemplo. Actualmente se está estrenando como padre, posee habilidades culinarias y trabaja en el comedor principal de la UNAN.
Vivió casi siete años en Europa, aprendió algunas recetas del viejo continente y otras las aprendió de la red. Tiene lo suyo, su toque, su condimento. No ha estudiado en ninguna escuela de alta cocina o en algún instituto para chefs. Uno lo ve y no se imagina que este hombre tiene la capacidad para preparar una gran cantidad de comida a casi 1,500 estudiantes. Tiene la pericia de la improvisación para salir de apuros creando una variedad de menús.
Ahora, pensemos en un plato no tan común, por ejemplo, crear un platillo con la berenjena. Eso sí, es de suma importancia conocer el origen de esta hortaliza de color morado y exótica. Si buscamos en la biblioteca universal nos daremos cuenta que es originaria de la India y que se cultivaba dos mil años antes de Cristo. Por otro lado, Pedanio Dioscórides, farmacólogo, médico y botánico de la Antigua Grecia ya habla de sus propiedades en su tratado de botánica médica del siglo I.

Lo más curioso de la investigación sobre este alimento es que te das cuenta que los latinos la llamaron «mala insana» porque, según ellos, alteraba al hombre y le predisponía a la lujuria, por eso fue también conocida como «amoris poma» uno se queda con esa expresión WTF.
Agradezcamos a los árabes por haberla exportado a España en los siglos en que ellos le hicieron bullyng a los ibéricos. Éste fue el primer país occidental en hacer uso de la berenjena y su introducción en América se debió a que los españoles nos hicieron bullyng a nosotros. Es interesante que, a través de las conquistas, ya saben; muerte, destrucción e imposición, semillas de otras latitudes migraron hacia nuevas tierras para expandir su producción. Así es la cosa, que los comunistas anti colonización aguanten el ardor, ya no podemos hacer nada al respecto.
Volviendo al tema de crear un platillo con la berenjena, permítanme contarles como aprendí a cocinar berenjena gratinada. Un día mi primo me dijo:
─Vení Puyol, te voy a enseñar a cocinar berenjena gratinada─ ya la tenía cortada en trozos redondo siguiendo su fisonomía e introducidas en un bol con agua y sal.
─Yo te voy a ir diciendo que es lo que vas hacer─ por mi parte, estaba presto para retener el procedimiento y aplicarlo en una futura elaboración.

Fue así como aprendí que el sabor amargo y a veces insípido del que hablaron los del mundo clásico se quita con agua y sal. Luego, extraerlas del bol y enjuagarla con bastante agua y a continuación introducirlas en otro bol con leche.
─En la alacena hay harina, sal de ajo y pimienta. Aquí está éste plato, mezcla esos ingredientes─ soy muy buen aprendiz de cocina.
─Pon una sartén al fuego y agregas un toque de aceite vegetal. Vas a tomar los cortes que están en la leche y la vas a recubrir con la mezcla de harina, sal de ajo y pimienta─ así de sencillo es.
─Una vez fuera de la sartén y ya escurridas de aceite con papel absorbente, colócalas en otro plato para agregarle un corte de queso mozarela, mételas al micro y dale dos minutos para que el queso se derrita─ el resultado es exquisito. Genial.
Esta hortaliza no es parte de nuestras recetas gastronómicas, lo más cercano a ella es el pipián. Pero, dejemos a un lado al pobre pipián con su color lempo, como se dice popularmente cuando alguien se siente enfermo. La berenjena es como una chica de otros hemisferios, realmente lo es, llama mucho la atención en los estantes de legumbres de los supermercados y mercados populares.
Este fin de semana que pasó mi primo y yo visitamos “El Mayoreo”, escogí una berenjena hermosa, en su parte de abajo tenia forma de culo, si amig@s, creo que todos sabemos que la madre naturaleza tiene esa manía de lo sexual en plantas, flores, árboles y frutas, por lo menos yo, siempre observo esa característica en sus formas.
Hoy llevé a cabo esa “futura elaboración” en casa de mi primo, ya nadie tenía que explicarme el procedimiento. Agregamos al plato aros de cebolla empanizada, carne de cerdo a la plancha, tomates con corte juliana y una pieza de pollo para mí, ya que no me alimento con carne de cerdo por cuestiones religiosas. Definitivamente, el arte de la cocina es de gustos y más cuando se acompañan con buena música como Estopa, Jere, El Bicho, en fin, música española con mucha rumba flamenca, además de un respectivo trago.

Aliméntense chicos.
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